Las encuestas más actuales sobre intención de voto muestran un cambio sorprendente en la carrera presidencial en Honduras. Rixi Moncada, la candidata del partido gobernante, ha experimentado una disminución continua en las encuestas de opinión, presentando nuevos retos para el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) en su esfuerzo por conservar el poder en las elecciones generales programadas para el 30 de noviembre.
Disminución constante en la intención de voto
Los datos divulgados por encuestadoras como Paradigma, Pro-Encuestas y medios nacionales como HCH reflejan una disminución notable en el respaldo a la candidata oficialista. Según el estudio de Paradigma, realizado entre el 4 y el 17 de mayo, Moncada obtuvo apenas un 11.3 % de preferencia electoral, quedando por detrás de Salvador Nasralla, del Partido Liberal (25.6 %), y Nasry Asfura, del Partido Nacional (21.2 %). En ese mismo sondeo, un 13.9 % de los encuestados se declaró indeciso.
Por otro lado, la investigación de Pro-Encuestas, realizada del 5 al 7 de junio, indica un ligero aumento para Moncada, alcanzando un 28.5 %, aunque sigue detrás de Asfura (36.3 %) y Nasralla (34.2 %). Por otro lado, HCH informó el 12 de junio que la preferencia electoral para Moncada era aproximadamente del 16 %, mientras que Asfura tenía un 45 %, y Nasralla se situaba entre el 25 % y el 35 %.
Este declive contrasta con los datos de marzo, cuando el sondeo de TResearch situaba a Moncada con un apoyo electoral de aproximadamente el 44.9 %. Esta variación indica una caída pronunciada en un lapso menor a tres meses, en un entorno político caracterizado por una intensa competencia y una creciente división entre los votantes.
Rediseño del panorama político
El cambio en las preferencias electorales refleja no solo el debilitamiento de la candidatura oficialista, sino también el fortalecimiento de los liderazgos opositores. Nasralla y Asfura aparecen consistentemente por encima de Moncada en todos los estudios recientes, lo que apunta a una reconfiguración del tablero político de cara a noviembre.
Dentro de este contexto, el número de votantes que no han decidido sigue siendo un aspecto crucial. Aunque en encuestas recientes este grupo no se menciona, las cifras de mayo indican que cerca de uno de cada siete electores todavía no ha tomado una decisión. Esta inestabilidad en la opinión pública permite cambios en la dirección actual, basados en el éxito de las campañas hacia el cierre.
Respuestas y tácticas del gobierno en el poder
Frente a estos resultados, el partido LIBRE ha comenzado a evaluar su posición. Voceros de la formación atribuyen el deterioro en las cifras a lo que consideran “campañas de desinformación” promovidas desde sectores opositores. No obstante, la dirigencia reconoce la necesidad de hacer ajustes estratégicos urgentes, incluyendo cambios en la narrativa política, el equipo de campaña y la manera en que se comunica con el electorado.
A seis meses de las elecciones, el desafío para el oficialismo no solo radica en recuperar terreno frente a sus rivales, sino en reconstruir una base de apoyo más sólida en un contexto de creciente competencia. El margen de maniobra se estrecha conforme avanza el calendario electoral, y las próximas semanas serán decisivas para definir si la candidatura de Moncada logra reposicionarse o si la tendencia actual se consolida.
Un panorama abierto con tensiones subyacentes
El escenario electoral en Honduras se dirige hacia una competencia más cerrada de lo estimado al comienzo del año. La disminución en el respaldo a la aspirante del oficialismo, el avance de los grupos opositores y la influencia de los votantes indecisos generan dudas sobre la habilidad del sistema político para manejar el creciente movimiento electoral.
El desarrollo de las campañas, la reacción de las instituciones frente a potenciales conflictos y el involucramiento de la ciudadanía serán elementos fundamentales en un proceso que se vislumbra como un desafío crítico para la estabilidad democrática de la nación.